martes, 17 de abril de 2012

Esta mañana te despiertas, un rayo de sol golpea tu cara, con el maquillaje corrido, estamos en la estela de la destrucción. Silencio nene, habla con suavidad. Dime que lamentaré que me empujaras a la mesa de anoche para que yo pueda apartarte de mi. ¡Trata de tocarme, para que así pueda gritarte que no me toques! Sal corriendo de la habitación y te seguiré como un perrito perdido. Nene, sin ti no soy nada, abrázame. Luego dime lo fea que soy, pero que siempre me amarás. Entonces, después de eso empújame. Como consecuencia del camino destructivo en el que estamos, dos psicópatas, pero nosotros sabemos que no importa cuantos cuchillos nos clavemos uno al otro en la espalda porque siempre nos protegeremos la espalda uno al otro, porque somos tan afortunados de estar juntos. Nosotros movemos montañas. Pero no hagas montañas de un grano de arena. Me golpeaste dos veces, si, pero ¿quien los cuenta? Puede que tenga que golpearte tres veces, estoy empezando a perder la cuenta, pero viviremos juntos para siempre, encontraremos la fuente de la juventud. Nuestro amor es una locura, estamos locos. Pero me niego a recibir ayuda psicológica. Esta casa es demasiado grande, si te mudas quemaré todo, los dos mil pies cuadrados de suelo, y no hay nada que puedas hacer al respecto. Contigo estoy jodidamente bien, pero sin ti pierdo la cabeza. 

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