jueves, 19 de enero de 2012


Bienvenidos a la Argentina: el país de los niños muertos. El cementerio de los juguetes rotos. El sótano de las muñecas y los triciclos extraviados. El lugar de los sueños abandonados. Un mundo hecho de tiza para la rayuela y azúcar para el corazón que poco a poco perdió su color. Los superhéroes fueron desterrados y los libros de finales felices se guardaron bajo candado. Aquí se arrebataron a los que no pudieron defenderse, y a los que nadie pudo defender a tiempo. Y las canciones de cuna o de carrusel resultaron ser perjudiciales. Bienvenidos a la nación donde la justicia canta 'ciega, sordo muda' de Shakira, mientras las plazas se parecen cada día más al desierto de Sahara. Es aquí el país de la inocencia olvidada. Los ajuste de cuenta se negocian con los niños de por medio. Y las estrellas hacen luto en los de pérdidas. Antes no era así. Antes las puertas de casa estaban abiertas de par en par y los pequeños jugaban a la mancha o a las escondidas hasta que sus papás los llamaban para la cena. Y por más dolor que sea, todos estamos preparados para la muerte de alguien que vivió más de setenta años, pero ¿de un niño? De un niño nadie está listo ni dispuesto para afrontar su partida. Que triste, que irónico. Hoy un ángel volvió al cielo y los que seguimos acá, nos quedamos con la esperanza de algún día reencontrarlo allá arriba.

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